Pedir perdón en público
Quien diga que nunca ha pecado, miente, dice
san Juan. Y quienes celebramos la
Misa, somos la pobreza de la Iglesia, aquellos que con
nuestra sola presencia proclamamos que necesitamos de la redención de Cristo. En
la Misa proclamamos
esa realidad: nos confesamos pecadores. Hemos pecado «de pensamiento», no
acomodándonos a los pensamientos de Dios. Hemos pecado «de palabra», no siendo
nuestras voces instrumento para la voz de Dios. Hemos pecado «de obra», no encarnando
las acciones de Cristo que se nos mostró como modelo. Hemos pecado «de omisión»,
no haciendo todo el bien que podríamos haber hecho, enterrando el talento
recibido gratuitamente...
Por eso, la Liturgia de la Misa nos ofrece un pequeño
rito situado bastante al comienzo, después del primer saludo del sacerdote. Es
el llamado «acto penitencial». Y
tiene cuatro pequeños pasos:
El sacerdote INVITA a un momento de silencio para
pedir el perdón de Dios. Sus palabras son variables pero en general nos
recuerdan la necesidad de implorar la misericordia del Padre para poder
celebrar más dignamente el Misterio de Jesucristo que quiere entrar en nosotros
de verdad.
Todos hacemos SILENCIO. Más que una pausa para
respirar es un momento de oración personal, para que cada uno en su interior y
con sus propias palabras, le diga al Señor que es pecador y le pida perdón con
sinceridad. El momento es breve, por lo tanto, no es para hacer un examen de
conciencia –necesitaríamos mucho más tiempo para eso– sino para confesarnos
débiles y deudores del amor de Dios.
Luego todos expresamos nuestra condición de pecadores mediante una CONFESIÓN
COMUNITARIA. Ésta puede expresarse de tres maneras distintas a juicio del
sacerdote.
Primera forma
Mediante la oración «Yo confieso
ante Dios todopoderoso y ante Ustedes hermanos...»
golpeándonos el
pecho en el momento de decir «por mi culpa...»
Segunda forma
Rezando de un modo
alternado el sacerdote y la asamblea, de esta manera:
Sacerdote: ¡SEÑOR,
TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS!
Asamblea: ¡PORQUE
HEMOS PECADO CONTRA TI!
Sacerdote: ¡MUÉSTRANOS,
SEÑOR, TU MISERICORDIA!
Asamblea: ¡Y DANOS
TU SALVACIÓN!
Tercera forma
Respondiendo al Sacerdote, que
dice tres invocaciones seguidas de «Señor, ten piedad». Las invocaciones,
llamadas «tropos», pueden ser o bien títulos de Cristo o bien razones por las
que perdimos perdón. Un ejemplo de esta forma puede ser:
«TÚ QUE ERES EL
CAMINO, SEÑOR, TEN PIEDAD» (todos: SEÑOR, TEN PIEDAD)
«TÚ QUE ERES LA VERDAD, CRISTO, TEN PIEDAD»
(todos: CRISTO, TEN PIEDAD)
«TÚ QUE ERES LA VIDA, SEÑOR, TEN PIEDAD»
(todos: SEÑOR, TEN PIEDAD)
En esta forma, siempre nos
dirigimos a Jesucristo usando alternadamente el título de Señor y el de Mesías.
Y esta forma puede ser cantada lo cual acrecienta su expresividad.
Finalmente el sacerdote que preside la celebración pide que
Dios tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la
vida eterna, oración que todos ratificamos firmando con nuestro AMÉN.![](http://www.fullblog.com.ar/blogs/mariainmaculada/1437061683666529.jpg)